Monday, April 24, 2006

La balanza de los muertos


De las muchas pruebas difíciles que los difuntos egipcios tenían que pasar para llegar al más allá, una de las más temidas era la que pesaba el corazón con una pluma. El guardián de la región de los muertos, ANUBIS, se encargaba de guiar al difunto hasta la Sala de las Dos Verdades y de pesar su corazón. Si era impuro y la balanza se inclinaba desfavorablemente, el órgano era devorado inmediatamente por AMMIT, un ser con cabeza de cocodrilo, cuerpo de león y patas traseras de hipopótamo.
Por el contrario, si el corazón demostraba estar a la altura de la pluma de la verdad, el difunto era aceptado en el reino de OSIRIS, señor del mundo subterráneo.

3 Comments:

Blogger Ninguno said...

EL OPIO: está todo dicho.
Se ignora si los antiguos egipcios del Imperio Nuevo desconocieran el peligro que entraña el consumo del opio , pero en la actualidad sabemos que:
- Tiene propiedades terapéuticas que se utilizan actualmente, pero cada vez con más cautela. No hace muchos años, todavía se usaba en los tratamiento de los dolores crónicos, diarrea aguda con dolores cólicos, intoxicación por el consumo de solanáceas, y para el alivio de la tos seca.
- Es una droga depresora del sistema nervioso central que en las primeras dosis produce euforia, calma el dolor físico y el moral; crea alucinaciones de diversas índoles, y produce miosis . En la segunda etapa de su consumo, muy breve y previa a la adición, el usurario se muestra aletargado. Durante la tercera, la de dependencia física, la persona va perdiendo gradualmente masa muscular y capacidad intelectual; aparecen sudores fríos, anorexia, desnutrición, amenorrea, impotencia, estreñimiento, náuseas, sequedad de boca y susceptibilidad a las infecciones, que hacen padecer emanciación al adicto.
- Crea dependencia física que, según la opinión de los propios toxicómanos, se establece desde las primeras dosis, y consiste en la adaptación orgánica al efecto de la droga que, de ser suprimida, da paso a una serie de trastornos físicos intensos.
- Produce obsesión, con un impulso continuado e irrefrenable por conseguir una nueva administración del estupefaciente, en busca de las alucinaciones y el placer que él causa (de QUINCEY (1821, Vol. I).
- Genera una tolerancia consecuente con la adaptación gradual del organismo a la substancia tóxica, lo que exige un aumento paulatino en las dosis para conseguir los mismos efectos.
- Vías de administración Oral, durante el Siglo XIX, en Egipto se mascaba opio (LANE, (1993 332-333). Contacto cutáneo (el emplasto hecho con la planta verde majada, que aconseja Dioscórides para los dolores de cabeza). Inhalación del humo procedente de su calentamiento .

La mandrágora, que había llegado a Egipto ya asociada al suave efecto terapéutico del azulejo, encontró en el país del Nilo un aliado más poderoso el opio.

Los egipcios del Siglo XIII a. C., como consecuencia del gran intercambio cultural establecido por los soberanos de la dinastía XVIII con los demás pueblos civilizados de su entorno geográfico, tuvieron que conocer los efectos sedantes y soporíferos de la infusión de las cabezuelas de adormidera, y sus versión más fuerte el jugo de la planta fresca y, yendo más lejos, el látex de las cápsulas. En definitiva, el opio .

En la tumba de Seti I (1214-1204 a. C.), la miosis característica de los consumidores de opio, se manifiesta hasta en las representaciones de los ojos que intervienen en la escritura jeroglífica.

Sin lugar a dudas, durante la dinastía XX en Egipto se producía el opio, como lo atestiguan unos pendientes (pieza nº 52397. Museo de El Cairo) inscritos con el cartucho de Seti II (1306-1290 a. C.), cuyos remates florales son siete cápsulas de adormidera por cada pendiente, todas ellas cubiertas de cortes longitudinales.

La simpleza de la manipulación de las capsulas es idéntica al método a seguir para la obtención del incienso y el látex de la raíz de la lechuga silvestre. Se puede afirmar con total seguridad que, de los tres ejemplos citados, el sistema se empleaba en el Antiguo Egipto para la extracción del incienso y, por tanto, las posibilidades de que se hiciera igualmente en los otros dos casos son muy altas.

Por citar unos datos curiosos relacionados con el consumo de opio en la Antigüedad, recordemos que

- Hipócrates recomendaba el uso del opio para calmar ciertos trastornos femeninos (ESCOHOTADO (1994) 147).

- Nerón, “tomaba unos 75 grs. diarios” de opio puro disuelto en una pócima que le preparaba su médico, Andrómaco de Creta; y la sospecha de que “Tito muriera por sobredosis” (ESCOHOTADO. 1994 181).

Cabe mencionar que el opio de mayor calidad, apreciado universalmente durante todas las épocas, es el egipcio, conocido dentro del comercio de la droga con el nombre de opio tebaico. Tanto, que en ocasiones de crisis económicas se ha usado como un valor estable semejante al del oro.

Otra curiosidad, que enlaza el pasado egipcio con el presente, nos la aporta el ya citado escritor inglés del Siglo XIX, opiómano declarado desde su juventud, THOMAS de QUINCEY (1821, Vol. II 266), quién comentando una escultura de Ramses II aseguró que la estatua retrataba “la inequívoca expresión del opiómano”. Una opinión muy cualificada a tener en cuenta.

Y ciertamente, el gesto de los adictos al opio, cuando tienen cubierta su necesidad de droga, consiste en una mirada intensa y ausente con la pupila muy contraída, casi un punto negro en el iris, y una sonrisa satisfecha, entre enigmática y bobalicona.

Sino es ésta la expresión perfectamente captada por los artesanos de la era ramésida, cuya iconografía es conveniente revisar, se le parece mucho. Las pinturas de las tumbas privadas de la dinastía XIX nos ofrecen la imagen de un pueblo indolente, con una actitud corporal flotante en un mundo irreal, ambiente común en todos los hipogeos de los servidores de Seti I y Ramses II.

También la tumbas reales de la dinastía XX contienen una serie de elementos nuevos y fantásticos (Ramses VI. KV nº 9), como genios y otras representaciones que no tienen nada en común con las tradicionales y que bien pudieron ser producto de visiones terroríficas producidas por el uso ritual del opio y, por ello, asociadas con la vida del Más Allá.

10:01 PM  
Blogger Naty said...

guauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
que bueno es leer gente viva, despues de tanto ver gente muerta!
graicas por la ilustración amigo Gabe!

2:59 PM  
Blogger Ninguno said...

yo creí que me ibas a reputiar por lo largo del susto..jaja

9:56 PM  

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